Se ha dicho mucho sobre la posverdad y de cómo cualquier dato presentado a modo de noticia en internet se torna real a través del efecto en sus lectores, pero, a diferencia de otras posturas dudosas como la vida extraterrestre o el boicot illuminati, el tierraplanismo suele ser objeto de insistentes burlas debido a las pruebas que históricamente han confirmado que la tierra es redonda y gira en torno al sol.
A pesar de que los terraplanistas en general son tachados de imbéciles esta oposición a una de las certezas más profundas de nuestra sociedad es trágicamente encantadora. Ya que se rebela ante una conducta social de obediencia ciega a lo comprobado y así abre una puerta para repensar todo lo que consideramos sólido en la actualidad. Esto es muy importante porque, a pesar del flujo infinito de información al que estamos expuestos, nunca antes había sido tan difícil imaginar una nueva realidad (el final del capitalismo y la vida como la conocemos).
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Si algo es seguro, es que si la tierra es plana o redonda no tiene ninguna importancia, la vida no cambia en absoluto. Sin embargo, en la cotidianidad de las persona es más significativo ser tierraplanista que comprobar la forma de la tierra. Pregúntenle a un religioso, no les interesan en lo más mínimo los argumentos sobre la existencia de dios, la fe mueve montañas y aún más en un lugar plagado de certezas destinadas a ser obedecidas.
Hoy la verdad no existe, pero el sentido está en encontrar a alguien que crea que eres un imbécil para cambiar tu forma de ser a pesar de que la tierra siga igual.
